Thursday, August 31, 2006

Cerca del pozo


Con doce o trece años no te impresionan mucho las advertencias de los adultos. Por más que nos explicaban, una y otra vez, la terrible historia de Oriol, el niño que se había ahogado al caer al pozo hacía unos años, nada podía impedir que alguno de nosotros propusiera el reto y toda la pandilla nos pusieramos en marcha hacia el pozo de la casa abandonada. Los últimos dias de agosto, cuando las tardes se iban acortando y el anochecer se nos tiraba encima cada vez más pronto, los cinco amigos nos reuniamos alrededor del pozo prohibido. Jugabamos a tocar y parar, a perseguirnos, explicabamos historias de miedo, reiamos y haciamos broma, hasta que alguien se daba cuenta de lo tarde que se había hecho y los cinco volvíamos a casa entre carreras y empujones. Hasta el 29 de agosto del 76, cuando sumergidos en las primeras sombras de la noche vimos como se acercaba aquel niño. Muy despacito, completamente mojado. Con los cabellos enredados, el ruido del agua en las zapatillas y una sonrisa en la cara.

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