Monday, September 04, 2006

Lámpara maravillosa


Hacía una semana que había encontrado la lámpara medio enterrada en un rincón del jardín de su casa. No la había limpiado, ni mucho menos la había frotado. Dedicó toda la semana a investigar sobre el tema de los genios, en la biblioteca y por internet. No quería hacer el ridículo como tantos protagonistas de chistes y historietas de genios. Ahora sabía que los genios solo conceden un deseo y que se les ha de tratar con mucho tacto porque son muy susceptibles y siempre están dispuestos a hacerles alguna mala pasada a los mortales. Lo tenía claro: su deseo sería que quería 10 deseos. Después pediria nueve y el décimo sería tener diez deseos más! Se acomodó en la butaca y frotó la lámpara con mucho cuidado con un paño limpio. No tardó mucho en ver salir un humo blanquecino. Poco a poco fue cogiendo forma hasta que enfrente de él se materializó un hombretón de aspecto oriental.
–Que tengas un buen dia, amo! Te puedo conceder un deseo–dijo el genio.
–Que tengas un buen dia, genio! Mi deseo es que...
El genio no le dejó acabar. Se metió de nuevo en la lámpara maravillosa y se dispuso a pasar un dia inolvidable.

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